¿Evangelio a la venta?

Cuando leemos la Biblia, en cualquier libro de cualquier escritor y en circunstancia diferente, es inevitable observar dos cosas: 

  1. La presencia de una oposición que siempre es mayoría.
  2. Una verdad, que provoca marginación, y los que la siguen siempre son minoría. 

Desde Abel y Caín tenemos la ofrenda que agrada a Dios y la mala respuesta de Caín. Tenemos a Janes y Jambres quienes se opusieron a Moisés y Aarón; e incluso tenemos algunos falsos Cristos (Mateo 24) que provocaron revueltas. También sabemos que hubo auténticos apóstoles al igual que surgieron desde entonces falsos apóstoles (2 de Corintios 11:13-14). Y no olvidemos a los falsos maestros (1 de Timoteo 1:3-6;4:1-3) que siempre trataron de desacreditar a los auténticos elegidos por el Señor.

Por consiguiente, queda claro en la Biblia que la presencia de la verdad y lo auténtico, también levanta no sólo el rechazo, sino un engaño, al que muchos se unen. 

Asombrosamente, el propio Señor Jesús dijo: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” (Mateo 7: 13-14). 

La puerta ancha y el camino espacioso, supone comodidad. Conveniencia. 

En la carta a los gálatas, Pablo está maravillado como los gálatas se dejaron persuadir para seguir una herejía (1:6-7). Tanto que en el 3:1 les llamó insensatos [que carece de capacidad mental]

¿Por qué? Porque nosotros podemos poner en una balanza las enseñanzas de los hombres, para ver si pasan la prueba. 

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.” 1 de Juan 4:1 

Esto es un mandamiento apóstolico para la iglesia. De modo que no porque alguien venga hablando de Dios y de Cristo, significa que debemos creerle todo lo que diga. 

Esto incluye incluso a los hermanos que enseñan y predican (1 de Juan 2: 19-26). Un ejemplo que por mucho se ha divulgado sobre la necesidad de escudriñar es en Hechos 17:11 “Y estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. ” y aunque esto es verdad, el contexto inmediato lo hace más emocionante. Los hermanos de Berea, escudriñaban las Escrituras para ver si lo que un verdadero apóstol (Pablo) enseñaba coincidía con las Escrituras.   

Ahora, estamos en una realidad, donde se cumple 1 de Timoteo 4:1. Algunos están escuchando doctrinas de demonios, y estos se han propagado por no querer sufrir la “”sana doctrina” (2 de Timoteo 4:3-4). 

Sufrir la “sana doctrina” es estar dispuesto a cumplir con las demandas que el evangelio pide de nosotros. Un cambio completo no parcial, y mirando las cosas del cielo en lugar de tener la esperanza en las cosas que se ven. 

Mientras que “no sufrir la sana doctrina” es no tolerar la predicación franca e exigente de parte de Dios.   

Entonces, ¿Cómo podemos nosotros mediar las enseñanzas de hombres a través de la Biblia? Aquí unas cosas que considerar: 

  1. ¿Qué enseñan sobre la Salvación y qué debo hacer para ser salvo?
  2. ¿Qué papel de autoridad juega la Biblia en sus doctrinas y enseñanzas?
  3. ¿Cómo enseñan y piensan sobre el Espíritu Santo?
  4. ¿Es Jesucristo presentado frecuentemente como el Salvador?
  5. ¿Se habla de liberación personal, financiera, y de enfermedad? Si es así, ahí no está Dios.

Pareciera que estamos en tiempos donde el evangelio del Señor Jesucristo es como un producto que se vende en un mercado. La persona solo debe elegir lo que es más conveniente a su vida, y el resultado es el mismo. Estamos dispuestos a dar poco por el Señor (un tipo de descuento), pero  queremos todos los beneficios de él. 

Ha habido una fuerte corriente moderna desde el siglo XIX y XX, de anunciar un evangelio que se preocupa más por el bienestar físico como salud, prosperidad financiera y felicidad. Sin embargo, si así es el verdadero evangelio, NO lo practicó el Señor, y a sus apóstoles se le pasó por alto. 

Estos que predican un evangelio de salud, bienestar económico, en realidad alimentan más la avaricia del ser humano, en lugar de reprenderla. No se debe buscar a Dios para hacer un trueque, se debe buscar a Dios por el deseo de hacer lo que él nos pide. 

Si la lógica del evangelio de la prosperidad es cierta. Al parecer, Pablo se le olvido porque él dice: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.” (Filipenses 4:12).

Si el evangelio de la prosperidad es cierto: Pedro no entendió nada, porque él dijo: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?”  (Mateo 19:27). 

Si el evangelio de la prosperidad es cierto, ¿Por qué Jesús le dijo al escriba que no tenía donde recostar su cabeza [hogar propio]? (Mateo 8:19-20). 

Si el evangelio de la prosperidad es cierto, ¿Por qué Jesús no fue próspero materialmente? 

Sin embargo, algo que sí nos dice la Biblia, es que habrá la presencia de falsos maestros que introducirán herejías destructoras, muchos les seguirán y la motivación de su proclamación es la avaricia. (2 de Pedro 2: 1-3).  Por tanto, es un deber personal escudriñar las Escrituras, para evaluar si la enseñanza que alguien da, va de acuerdo con la Biblia.

Lo que nos esta pasando hoy, no es nada que la Biblia no haya advertido. Pero si es nuestro deber de perseverar firme en la verdad.

¡Dios le bendiga!