Un banquete para el cristiano

Un nutricionista es un profesional de la salud, que tiene formación especial en dietética y nutrición. Por lo general ayudan a las personas con sus hábitos alimenticios. Es así como a simple vista un especialista en la salud puede por medio de una mirada reconocer si un paciente padece de desnutrición. Generalmente la desnutrición está relacionada con la falta de recursos, escasez o enfermedad. Los rasgos visibles de la desnutrición son: personas muy delgadas y los huesos le suelen sobresalir, piel inelástica y seca; además de padecer pérdida del cabello. 

Solíamos pensar en el pasado que la desnutrición era algo de países con alto índice de escasos recursos. Sin embargo, en la actualidad los profesionales de la salud nos han enseñado que una persona puede tener sobrepeso y estar desnutrida al mismo tiempo. En pocas palabras tienen malos hábitos alimenticios y no ingieren los alimentos adecuados que le proporcionen los nutrientes necesarios para gozar de una buena salud. 

Por otra parte, en ambos casos aunque se trate de desnutrición; uno es por falta de recursos y la otra puede ser de manera voluntaria.

Ahora, si una persona con unos años de estudio puede diagnosticar un caso de desnutrición a simple vista ¿Cuanto más Dios que mora en el cielo? Él ve todas las cosas, ve el cuerpo y también el alma. 

Dios sabe lo que el hombre necesita para subsistir en esta vida y en la otra. Los alimentos son una necesidad primaria. Uno puede vivir sin energía eléctrica, sin teléfono, sin auto, pero no sin alimentos. Observe las siguientes palabras:

Jesús le dijo a Satanás cuando este le tentó: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). 

En otras palabras, el Señor estableció que aun mayor que el alimento físico es, la Palabra de Dios.

El alimento físico solo satisface el cuerpo, además de ser temporal. Una sola porción de alimentos no reemplaza las tres comidas diarias. Ni lo hará por una semana. Simplemente después de comer cualquier alimento en un par de horas volvemos a tener hambre. 

Pero la Palabra de Dios, satisface el interior del hombre. Y deberíamos anhelar siempre digerir, porque es útil para nosotros y para otros. 

Al leer Salmos 1, el cual sirve como introducción del libro; presenta una gran verdad. La palabra de Dios o la Ley de Jehová como se menciona es el banquete de una persona sabia. Por ende debe ser un banquete para el cristiano.

Observe detalladamente el Salmos uno. La persona que se deleita en la Palabra de Jehová obtiene los siguientes beneficios:

  • Es una que desarrolla criterio propio; no es alguien que simplemente sigue lo que hacen las masas (verso 1).
  •  Es productivo y necesario para la vida (verso 3).
  • Tiene la capacidad y las herramientas para prosperar (verso 3). 

En ocasiones nos sentimos no valorados, ni apreciados y creemos que no somos necesarios en el mundo. Pero eso es lo que Satanás trata de hacernos creer.  Sin embargo, el crisitano es como la sal. 

El Señor dijo: “Vosotros [los creyentes] sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.” (Mateo 5:13). 

Es así como el creyente es útil, necesario para la sociedad. No así el que rechaza la palabra del Señor (Salmos 1:4). 

Pero, Dios quién puede ver todas las cosas puede incluso ver nuestro ser interior, si aún permanece desnutrido. Hoy, gozamos de un gran privilegio que no gozaron otros en el pasado. Es fácil conseguir una Biblia, la hay en distintas presentaciones, y a diferentes precios. 

Si tenemos una en casa, tenemos un banquete que puede ayudarnos para esta vida y la venidera. Pero si no le dedicamos tiempo a estudiarla, nuestro estado de desnutrición será voluntario. 

Aproveche la bendición de tener una Biblia en su Hogar. ¡Dios le bendiga!