
“Aun el muchacho es conocido por sus hechos, Si su conducta fuere limpia y recta.” Proverbios 20:11.
Este pasaje dice que solo basta con mirar a una persona para darse cuenta si es buena o mala, por medio de sus acciones. Esto también se aplica y tiene mucho que ver con Mateo 7:16-19. Donde Jésus dijo que se puede distinguir las intenciones de alguien, por medio de sus frutos (versos 16 y 19).
De modo que no podemos negar que las acciones son la revelación ante los demás de lo que somos internamente. Jesús también profundizó lo interno del ser humano, cuando explicó que lo que sale de la boca es lo que contamina al hombre, y después aclaró que es del corazón que salen las malas intenciones, los malos pensamientos, los homicidios, etc. (Mateo 15: 10-20).
Entonces el problema del hombre, es el corazón del hombre. Por lo tanto, como humanidad necesitamos un trasplante espiritual para poder cambiar y ser sanados.
Internacionalmente se celebra el 29 de septiembre como el día del corazón. Y según la OPS (Organización Panamericana de la Salud) este problema se cobra la vida de 2 millones de personas por año en América. Pero espiritualmente más de 2 millones de personas fallecen con un corazón defectuoso a causa del pecado.
Dios dijo al profeta Ezequiel en su capítulo 36: 22-26. Que la nación había profanado su nombre, y no solo eso, sino que lo hizo en presencia de otras naciones. En otras palabras, ellos fueron malos representantes de una nación que adoraba a un Dios vivo, sin embargo Él (Dios) tendría un remanente al cual le daría un corazón nuevo para que andarán en sus estatutos.
Ciertamente del otro lado de la historia, ya somos la iglesia. Y ha pasado mucho tiempo desde que Dios habló a Ezequiel. A los cristianos, Dios ya nos ha pasado por una sala de cirugía y nos ha puesto un corazón nuevo. Pero debemos ser conscientes que aún estamos viviendo en este mundo.
Y semejante a la vida real, Después, de que un paciente es operado, y tiene un nuevo corazón. El debe cuidar de sí mismo, y llevar una vida sana, comiendo alimentos sanos, haciendo ejercicios y NO recaer en hábitos que perjudiquen su salud. Así también el crisitano debe cuidar su corazón espiritual que fue dado para que ande en obediencia, y no en hábitos de vida pecaminosos.
Debemos cuidar nuestro corazón. Ahora, la pregunta en cuestión es: ¿Cómo? Proverbios 20:30 dice: “…Y el castigo purifica el corazón.” Alguien puede opinar que dicho pasaje solo aplica al necio y al malo, pero a la verdad todos aparte de Jesucristo, hemos necesitado del castigo para convertirnos en buenas personas. Entonces, el castigo no es malo cuando el propósito es hacer del individuo una persona de bien.
Jeremías 10:24 dice: “ Castígame, oh Jehová, más con juicio; no con tu furor, para que no me aniquiles.” Estas palabras por extrañas que parezcan deberían estar en nuestra boca cuando pecamos, si realmente lo que deseamos es cambiar y tener nuestro corazón puro. Jeremías, reconocía que de Dios podía recibir bendiciones, pero también debía recibir la corrección. Y esto es algo que no es fácil de digerir.
Ahora, el siguiente paso en cuestión es que necesitamos identificar algunas cosas que debemos cambiar.
Lea conmigo Proverbios 20 otra vez, y observe la siguiente lista:
- La bebida alcohólica que es escarnecedora. (verso 1)
- Provocar el enojo del gobernante “mediante el engaño” (verso 2)
- Por andar en contienda (verso 3)
- Por perezosos (verso 4)
- Por estafar (verso 10)
- Por aprovecharnos de un semejante haciendo tratos de negocios (verso 14)
- Por ser chismoso (verso 19)
- Por ser un hijo rebelde (verso 20)
- Por tomar las cosas espirituales a la ligera, y después arrepentirnos. (verso 25)
Muchas de estas cosas por insignificantes que parezcan, no son del agrado de Dios. Y poco a poco que las practicamos recaemos en el pecado. Por tanto, debemos siempre orar para que Dios nos guíe por el camino correcto, y que nos de la fuerza necesaria para mantener un estilo de vida sano que le agrade y nos ayude a estar bien con los demás.
¡Dios le bendiga!