Mirando Fijamente al Señor

Se  le preguntó una vez a un famoso equilibrista el secreto de su éxito. El campeón, quién tuvo éxito donde muchos otros han fallado, dijo: “Enfoco mis ojos en mi objetivo y no miro a  ningún otro lado hasta que estoy seguro en el otro sitio”  

Por muy difícil que parezca, ser un equilibrista. La clave para lograrlo es más extraordinaria y a la vez tan sencilla: Mirar la meta y no el suelo.

Si una persona promedio, se le brindara la oportunidad de ser equilibrista tan solo por día. En mi caso, lo primero que haría, sería mirar el suelo, después calcular el golpe sin siquiera dar el primer paso. Y pienso que todos haríamos lo mismo. 

Espiritualmente hablando, la vida cristiana es como ser equilibrista. Parecido a un deporte extremo. Todos los días de nuestra vida andamos por una cuerda tratando de no caer.   

Satanás, siempre trata de establecer distracciones en el camino. Y ahora que usted decidió ser un seguidor de Cristo, Satanás trabajará horas extras y hasta los días feriados. 

En Lucas 8, tenemos la conocida parábola del Sembrador. Jesús mismo, explica su significado después de relatar que una semilla cayó en cuatro tipos de tierra distintas. La semilla es la Palabra de Dios (8:11). Pero es impresionante lo siguiente:

La semilla que cayó junto al camino, que se comieron las aves, son aquellos que oyen la Palabra de Dios, pero el diablo se las arrebata para que NO CREAN y se SALVEN (8:12). 

La semilla que cayó entre pedregales, son aquellos que reciben la palabra con gozo, pero en el tiempo de la prueba se apartan (8:13). Y la tercera semilla que fue ahogada entre espinos, son aquellos que son ahogados por los afanes, riquezas y placeres de la vida (8:14). 

¿Se dio cuenta? Tres de las cuatro semillas, fueran presas de Satanás. La primera el diablo le arrancó la Palabra; la segunda, se goza cuando evitamos sufrir por la Palabra y en la tercera nos distrae con el afán de la vida cotidiana, el cansancio y los bienes. 

Dios desea que todas las personas sean salvas: “Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.” (1 de Timoteo 2:3-4). Su deseo es el más puro y genuino para con nosotros. Pero, Satanás a diferencia de Dios, quiere que usted caiga, no se levante y reciba el infierno como pago. 

Como un crisitano, usted debe dar pasos y no quedarse en el mismo lugar siempre. Necesitamos crecer en la fe, así como crecemos físicamente. 

La pregunta que nos surge ahora en el proceso es ¿Cómo puedo caminar sin distraerme? 

Probablemente la respuesta esté en Hebreos 3:1. 

“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;”

Antes que explicar este pasaje, debemos aclarar que la carta fue escrita para hermanos que luchaban por su fe, y entre ellos había algunos que habían descuidado su crecimiento espiritual, incluso dejaron hasta de congregarse. 

Hebreos 10:25 dice: 

“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”

Bajo este contexto de distracción, el escritor animó a los hebreos en el capítulo tres. 

¿Por qué? Porque la palabra “Considerad” significa: una mirada prolongada. 

Una mirada prolongada a Jesús el Salvador. Es lo que necesitamos ahora, y siempre sin importar cuánto tiempo llevemos en la iglesia. 

Jesús el Señor es nuestra meta. Y el diablo, sabiendo que ahora que usted es cristiano buscará la manera de desviar su mirada. Él le animará a que mire los defectos de sus hermanos cristianos como una aparente buena razón para no seguir el camino. Y si no tratara de ofrecer distracciones como trabajo, cansancio, cualquier ocupación para que pronto sin darse cuenta, nos enfriemos y nos quedemos en la casa. 

Hebreos 12:1-2, dice: 

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”  

La forma de librarnos del peso y del pecado, es mirando fijamente al Señor. El diablo en su astucia conoce que un cristiano que mira al Señor, está lleno de valor, determinación y tiene el ejemplo necesario para llegar al cielo. Pero, si logra distraernos podemos perdernos en el camino. 

Sus hermanos, mis hermanos en el Señor, son personas como usted y como yo, gente con defecto. 

Mire al SEÑOR, siempre, porque fue él quien pagó por usted a precio de sangre y prometió salvarle si somos fieles. 

¡Dios le bendiga!

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