
Uno de los pasajes más extraños incluso en una sociedad conservadora donde la familia es el núcleo, es el que dijo Jesús en Lucas 14: 26. «Si alguno viene a mí y no aborrece a su padre y madre y mujer e hijos y hermanos y hermanas y aún también su propia vida no puede ser mi discípulo».
Uno puede preguntarse ¿Cómo podía decir Jesús que uno debe amar a su prójimo como a sí mismo en Mateo 22:39 y volver a decir aquí que debe aborrecerse a sí mismo y a sus parientes más cercanos para hacer su discípulo?
Debe ser obvio que Jesús el cual enseñaba que hay que amar aún a nuestros enemigos, Mateo capítulo 5 versículo 44, NO nos está llamando a que aborrezcamos a nuestros parientes más cercanos; al contrario nos está llamando a que le amemos pero que le amemos menos a esos miembros de nuestras familias que nos impidieron o nos impiden seguir a Cristo como sus discípulos.
También piense en el hecho de que un aspecto esencial del amor es el odio. Eso puede sonar extraño pero esa es la verdad. Por ejemplo si usted ama verdaderamente a alguien al mismo tiempo odia lo que puede hacerle daño a esa persona. La Biblia dice en la primera carta de Juan capítulo 4 versículo 8 que Dios es amor, pero Él odia a la persona que siembra discordia entre los hermanos (Proverbios 6:16 al 19). La gran verdad del amor y el odio de Dios explica la existencia del Cielo como domicilio Eterno de los Salvados y el infierno como lugar de castigo para los pecadores. Mateo 25: 46; Juan 14: 1 al 3 y Apocalipsis 21: 8.
Tome este caso como un ejemplo: Una mujer que estaba muriendo de cáncer estaba a punto de ser bautizada en Cristo cuando aprendió que ser bautizada en agua, significa que debía ser sepultada en agua como dice Romanos capítulo 6: 3 y 4. Y que eso era contrario a lo que su difunta madre le había instruido, sobre que debía ser rociada.
Esta mujer que se estaba muriendo se enfrentaba a una crisis. Si ella obedecía a la verdad que está en la Escritura y en el pacto de Cristo, al mismo tiempo se preocupaba de que al hacerlo reconocía que lo que su madre le había enseñado y en lo que murió creyendo no era lo correcto de modo que no llegó a Cristo. (Efesios 4: 5 hechos 8: 36 al 39 Marcos 16: 15 al 16).
Ella murió y me tocó asistir a su funeral y yo sabiendo porque ella había rechazado ser bautizada y llegar a Cristo para perdón de sus pecados como mandan las Escrituras yo odiaba el hecho de que una doctrina familiarmente aceptada por un ser querido no le permitió a ella llegar a ser una discípulo de Cristo. «Qué gran pérdida es escoger a un miembro de la familia en lugar de escoger a Cristo».
Por eso debemos amar menos incluso aquellos que están más cerca nuestro y que nos impiden estar cerca de quien nos ama más: Jesús.
¡Dios le bendiga!
Escrito por: Dayton Keesee
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