
Tenemos mucha información sobre Pedro, Juan, Pablo, sobre sus vidas antes, durante y después de conocer al Señor Jesús. Pero muy poco sabemos en la Biblia sobre Mateo. Mateo es autor del primer libro que aparece en el Nuevo Testamento. Y la poca información que se registra solo nos dice que su nombre era Leví. Y que antes de ser llamado para el oficio de apóstol su trabajo era ser recaudador de impuestos.
Un recaudador de impuestos no era bien visto por los judíos, y mucho menos si el cobrador era compatriota de ellos mismos. En ese caso él era percibido como un traidor. Para que entendamos un poco más, en el pasado hubo un hombre violento llamado “Judas el Galileo” que levantó un gran movimiento judió, se dice que proclamaba que el “tributo no era mejor que la esclavitud” y que Dios era el unico rey de Israel. Por supuesto, los romanos acabaron con Judas con su acostumbrada eficacia, pero quedaron muchos fanáticos que junto a su grito de guerra no fue silenciado del todo: ¡No pagar tributo a Roma!
También se dice que había tres clases de impuestos, pero lo peor de todo era el abuso de algunos. “Un recaudador de impuestos podía pedirlos a una persona, y si esta no tuviera para pagarlos, el propio recaudador le prestaba para pagar y le cobraba un interés exagerado. Entre los judios se le consideraba a los cobradores de impuestos o publicanos entre la misma clase de los ladrones y asesinos”. (William Barclay)
No se olvide, esta era la ocupación de Leví (Mateo) antes de ser apóstol.
Leví, posiblemente fue uno de los discípulos del Señor que más llamó la atención en cuanto a su llamado. El fue criticado por los más religiosos de ese tiempo, debido a lo que se dedicaba anteriormente. Sin embargo, entre lo poco que se nos dice tenemos tres cosas que son dignas de tener en cuenta y nos dice mucho de él en Lucas 5:27-29
- Su humildad. A pesar de haber sido antes categorizado como un posible estafador, Leví o Mateo. Él éticamente se llama a sí mismo como Mateo “el publicano” (Mateo 10:3). En cambio, los otros autores se refieren a él como Leví. ¡Qué asombroso! que nosotros recordemos de dónde nos rescató el Señor. Y a dónde nos tiene ahora en su reino (Colosenses 1:13-15). Para que no nos volvamos arrogantes (Tito 3:3-4).
- Un hombre de decisiones sabias. Un recaudador de impuestos vivía cómodamente pero él dejó todo atrás para seguir a un Maestro que no tenía ni donde recostar su cabeza (Lucas 9:57-58). Normalmente, algunos hacen lo opuesto, dejan al Señor para ir en pos del afán y de la comodidad.
- Él preparó una fiesta para Jesús. ¿A quién no le gustan las fiestas? ¡A mucha gente! Pero está fiesta tiene un invitado especial. Y es hasta digno de endeudarnos para hacer algo por él.
Piense en una fiesta, donde usted tiene como invitado al Señor. Por supuesto, que dicha fiesta va a cambiar todo el protocolo, porque no podemos ni debemos descontrolarnos. Su presencia condiciona el evento. Sin embargo, Jesús estuvo también en esa fiesta. Los cristianos podemos participar de una fiesta, fiesta sana.
Pero lo otro llamativo en este punto, es que Mateo también tenía compañía de otros publicanos y otros más (Lucas 5: 29). El gozo de Mateo, de empezar a seguir al Señor, y tener la oportunidad de ordenar su vida. Hace que quiera compartir con sus amistades la oportunidad que nos brinda Dios.
Contrario a lo que hizo Mateo, a veces hacemos todo lo opuesto. Nos volvemos arrogantes con otros, y le hacemos de menos como lo hizo el fariseo con el publicano. También son múltiples los ejemplos de aquellos que en lugar de servir al Señor teniendo fé en Él, le es más fácil renunciar a él que dejar el afán o el pecado. Y por último, tampoco hacemos mucho por Él. Resulta impresionante que haya personas que se endeudan para celebrar un evento, boda, cumpleaños, quinceaños, etc. Para complacer a quienes son sus allegados [Lo cual no es malo], pero ni siquiera contemplan la posibilidad de reflejar al Señor. No decimos que no pueda hacer una fiesta, pero por lo mínimo contemple la posibilidad de invitar a alguien a estudiar la Biblia, buscar de Dios.
Leví o Mateo. Nos enseña mucho en tan poca información que tenemos, pero por lo que nos muestra. Podemos estar seguros que el Señor, sí sabía lo que había en su corazón. Hoy, el Señor no está de manera física entre nosotros, por ende, no podemos hacerle una fiesta. Pero si podemos hacer algo como esto con el fin de compartir las buenas nuevas con aquellos que no lo conocen.
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.” Colosenses 3:23-24.
¡Dios lo bendiga!
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