
Introducción:
Cuando usted abre su Biblia, y se ubica en las primeras paginas del Nuevo Testamento se encuentra con el relato del evangelio escrito por Mateo. Mateo era un judío, y de profesión no muy bien vista por sus compatriotas “recaudador de impuestos” (9:9-33).
Un recaudador de impuestos era visto como un traidor, pues recaudaba impuestos para los romanos. Recuerde lo que la gente murmuro cuando Jesús entro a la casa de Zaqueo quien era jefe de publicanos (Lucas 19). Para ellos era extraño como alguien como el Señor, entrara en su casa. Mateo, es un ejemplo de como el Señor, desea transformar a una persona. Pasarlo a su reino y como también serle útil para su ministerio.
Muchas veces nos reunimos religiosamente todos los domingos, estamos acostumbrados a orar, leer la Palabra, llevamos vidas honestas, que nos olvidamos que en realidad el reino de los cielos ha sido dado por Gracia y no por obras (Efesios 2:8-10). En nuestra vida pasada no eramos lo que somos ahora. Antes estabamos perdidos y separados de Dios (Romanos 3:23).
De modo que no lo ganamos por mérito, sino porque Dios como Rico en Misericordia (Efesios 2: -9) nos envió a alguien que nos anunciara las buenas nuevas del Señor, y nos hablase de la Voluntad de Dios para nuestras vidas. Por supuesto, esto también requiere de decisión personal. Dios no puede usar a alguien contra su voluntad.
En el libro de Mateo hay 3 parábolas en el capitulo 21 y 22; aunque algunos ven 4. Pero lo importante es que todas tienen el mismo propósito.
La pregunta a responder es ¿Para quienes es el reino de los cielos? Alguien contestaría impulsivamente: para cristianos; para gente buena, para la gente honesta; etc. Pero en este momento, veamos que las tres parábolas responden de manera simultanea las características de aquellos que serán los justos merecedores del reino de los cielos. Por tanto, es mi deseo que nos examinemos a nosotros mismos.
- Para aquellos que desean ser perdonados. La Parábola de los dos hijos (Mateo 21: 28-32). El primer hijo, dijo que no iria, pero al final fue; mientras que el segundo dijo que Sí iría, pero que nunca fue. El Señor le da su interpretación: Los primeros eran: “el publicano y la ramera” (31). Y el segundo que dijo que si cumpliría era los propios religiosos “los principales sacerdotes y ancianos del pueblo” (23).
¿Cuál es la diferencia entre el uno y el otro? Bueno, los primeros valoraron más la oportunidad. Hay gente que valora mucho el hecho de que Dios pueda ayudarnos a rehacer nuestra vida. Mateo es un ejemplo mismo, Zaqueo también, la mujer adúltera, la mujer samaritana que tenia cinco maridos (Juan 4). Saulo también es otro ejemplo; quién lo reconoció: “habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.”(1Timoteo 1:13).
Mientras que hay otros, que creen que no tienen que hacer nada, y se sentían muy orgullosos. Los Fariseos mismos. La gente que cree que por vivir honestamente, sin problemas con los vecinos, con el gobierno no necesitan del perdón del Señor, van atrás.
- Para aquellos que están dispuestos a trabajar. La parábola de los labradores malvados (21:33-46). Un padre de familia rienda una viña, los arrendatarios cuando se les pidió frutos, se negaron a rendir cuentas, y hasta mataron al hijo del dueño de la viña para quedarse con la heredad. Jesús le pregunta a la gente ¿Qué creen que hará el dueño cuando venga? Ellos respondieron: “A los malos destruirá sin misericordia y arrendara a otros que den frutos a su tiempo” (41).
El dueño de la viña es Dios, los labradores malvados son los judíos. Ellos como pueblo escogido de Dios para llevar su nombre, no hicieron en su mayoría su deber. Sino que en su religiosidad fría tropezaron con el Señor (Romanos 9:30-33).
Cuando Pablo predico en Antioquía de Pisidia, los gentiles le rogaron a Pablo y Bernabé que les siguiera enseñando, pero los judíos sintieron celos. Observe lo que él le responde: “Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.” (Hechos 13:46).
Los gentiles ha sido un segmento que ha dado mucho fruto. Sin embargo, de la misma manera que hubo judíos que si creyeron y produjeron frutos para el reino como los apóstoles, Felipe, Esteban, etc. No todos por ser gentiles significa que todos estamos produciendo frutos. Nosotros ¿Qué estamos haciendo ahora por el reino de Dios? ¿Cómo ayuda usted a la causa de Cristo en su congregación? ¡Las oraciones por si solas no hacen magia!
- Para aquellos que son “prudentes”. La parábola de los convidados a la boda (Mateo 22:1 al 11). Esta parábola es muy similar a la anterior, los primeros invitados no asistieron y se ocuparon en cosas que no son malas, como: a su campo, sus negocios, mientras otros simplemente fueron indiferentes a la invitación. Así que el rey mando a quemar la ciudad; e invito a otros fueran buenos o malos. Pero hay un detalle, que es lo que hace que otros digan que hay otra parábola. Y es que en la boda, el rey encuentra un hombre no vestido adecuadamente. El cual no supo como explicarle al rey por qué de su falta. El hombre fue echado, atado de pies y manos a las tinieblas de afuera.
Jesús dice: Porque muchos son llamados y pocos los escogidos (14). Evidentemente el hombre fue invitado a la boda, pero cuando llego el momento no estuvo preparado para estar en ella. No fue prudente.
Hoy se predica el reino de Dios, que Jesús vendrá por segunda vez. Se les predica a todos. Muchos ya hemos obedecido a ese llamado, sin embargo la pregunta siguiente es: ¿Cuando llegue el día? ¿Estaremos listos o seremos como el hombre negligente?
Conclusión: Por medio de las parábolas podemos ver tres cosas. Para responder las pregunta ¿Quién entrará el reino de los cielos? A. Aquellos que valoran el poder de ser perdonados por Dios. B. Para aquellos que estamos dispuestos a trabajar arduamente para el reino. C. Para aquellos que aun ya obedeciendo al llamado están alerta para cuando el Señor venga no los encuentre desprevenidos en los quehaceres diarios.
De manera que Dios ha ofrecido su Reino, y nosotros debemos valorarlo, trabajar para ayudarlo a que de frutos, y estar siempre alerta. Pero, si no estamos haciendo esto, hoy es el momento de cambiar esto. Esa parte, depende de nosotros no de Dios. ¡Requiere Voluntad!
¡Dios le bendiga!
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